26.9.07

La Revolución del Praliné


Generalmente una nueva nación surge después de una guerra civil sangrienta o un acuerdo trascedente entre los grandes poderes. Los belgas, por supuesto, no son así. Ellos discuten en alguna cervecería si ya llegó la hora de divorciar al país en dos o tres bloques o si mejor se esperan un ratito más antes de firmar los papeles y dividirse los bienes.

Un país donde incluso el primer ministro se atreve a decir que su nación es un "accidente de la historia" no es uno donde la gente se molestaría si un día despiertan y descubren que ya no existe. Eso es precisamente lo que ocurrió el diciembre pasado cuando una estación de radio anunció (una broma que muchos creyeron) que los flamencos habían declarado su independencia. Un paso pequeño si uno considera que Bélgica es uno de los países más descentralizados del mundo y que tiene no menos de seis gobiernos:


  • El de Walonia (la mitad de abajo)

  • El de Flanders (la mitad de arriba)

  • El de la minoría alemana (un enclave al este)

  • El de Bruselas (bilingue y bicultural)

  • El de los francófonos (sin importar donde residen)

  • El gobierno federal (que se encarga de cosas como política exterior y defensa)

El último de estos lleva 100 días sin existir ya que el parlamento no se ha podido poner de acuerdo en designar un nuevo primer ministro. Ningún partido ganó más de una quinta parte de los votos así que la única manera de formar un nuevo gobierno es mediante alguna coalición. Los flamencos se rehusan a compartir el poder con partidos pequeños walones que estan sobrerepresentados. Además, los flamencos son más ricos y les molesta tener que subsidiar a las regiones del sur. Más de la mitad de los belgas cree que lo mejor sería aprovechar la crisis para precipitar lo inevitable.


¿Habrá divorcio? La revista The Economist dice que ya es hora de acabar con la farsa. Mi opinión (como ex-residente de ese país): una vez que se enteren cuantos trámites implica el divorcio nacional, les va dar flojera y lo van a postergar para un día más nublado (hay muchos de esos allá).


La imágen de arriba: como se vería el nuevo país de Walonia. Quién sea que haya hecho ese mapa (fue enviado anónimamente a Strange Maps) no solo tiene tendencias separatistas sino que además parece que quiere hacer alguna fechoría con los diques.