26.2.08

El Juego Político de Culpar a NAFTA

Probablemente uno de los paralelismos políticos más fascinantes entre nuestro país y el vecino del norte es como el TLCAN ha resurgido como controversia política este año y como de ambos lados de la frontera los políticos han redescubierto que pueden explotar su oposición al tratado para ganarse simpatías y votos.

En México el más reciente resurgimiento de oposición al TLCAN mantiene, sin fundamento alguno, que es la causa principal de la pobreza en el campo. Claro que las manifestaciones y incoherencias de tanto políticos como periodistas sobre los supuestos efectos del TLC no han llevado a un cambio en la política comercial, pero las presiones si han logrado que el presupuesto asignado en subsidios y apoyos al campo, la mayoría mal invertidos, haya batido récords.

En EEUU mientras tanto en la carrera por la presidencia, y sobre todo en la batalla por la nominación demócrata, los candidatos ahora parecen competir entre si para ver quién odia más y crítica con mayor incoherencia al TLCAN que ahora resulta es la causa principal de sus problemas económicos.
Los candidatos han ido escalando sus críticas al TLCAN. Hace un mes cuando hacían campaña en California a penas se escuchaba acerca del tema pero ahora que es el turno de Ohio, donde el TLCAN es sumamente impopular entre la población del estado, parece que tanto Hillary como Obama no dejan pasar tres minutos sin que mencionen lo terrible que ha sido para la economía americana y que más vale no firmar ningún otro tratado así en el futuro. Ese mensaje tiene particular resonancia en estados como Ohio, donde la desindustrialización tiene a muchos preocupados y buscando chivos expiatorios. Un artículo del NYT muestra la situación con claridad:
The first problem with what the candidates have been saying is that Ohio’s troubles haven’t really been caused by trade agreements. When Nafta took effect on Jan. 1, 1994, Ohio had 990,000 manufacturing jobs. Two years later, it had 1.03 million. The number remained above one million for the rest of the 1990s, before plummeting in this decade to just 775,000 today. It’s hard to look at this history and conclude Nafta is the villain. In fact, Nafta did little to reduce tariffs on Mexican manufacturers, notes Matthew Slaughter, a Dartmouth economist. Those tariffs were already low before the agreement was signed. A more important cause of Ohio’s jobs exodus is the rise of China, India and the old Soviet bloc, which has brought hundreds of millions of workers into the global economy. New technology and better transportation have then made it easier for jobs to be done in those places and elsewhere. To put it in concrete terms, your credit card’s customer service center isn’t in Ireland because of a new trade deal.
¿Coincidencia que de repente solo hablen pestes del TLC con un contexto como ese?

No lo creo.

Están cazando votos del campo de los simpatizantes del, ese si, verdadero proteccionista John Edwards, que se retiró hace unas semanas de la contienda. Por lo tanto cualquier cosa que digan estos días sobre sus posiciones y propuestas en torno al libre comercio debe ser leído con mucha desconfianza.

Pero, independientemente de sus estrategias electorales y sus más recientes críticas y posturas, ¿cuál de los dos ha realmente estado opuesto al TLCAN y otros tratados comerciales?

La respuesta a esa pregunta puede también revelar quien sería un presidente más favorable para México en la dimensión económica no solo por el apoyo o desdén al TLCAN, que realmente ya está en piloto automático y sería difícil revisarlo, sino para saber cuál de los dos sería más proclive a luchar contra los exorbitantes subsidios agrícolas y destrabar las negociaciones en la ronda de Doha, dos temas de enorme trascendencia para México.

Empecemos con Hillary:

Hillary por supuesto era primera dama y no senadora cuando se ratificó el TLCAN y como primera dama difícilmente hubiera podido contradecir la posición de su esposo que al principio se mostró reticente a aceptar el TLCAN pero luego fue un convencido defensor de ese y varios otros tratados comerciales.

Pero detrás de las cortinas, parece que Hillary siempre ha sido más proteccionista que su esposo. Un relato de Carl Bernstein, un biógrafo de los Clinton, resulta bastante revelador en ese sentido:

"'Bill,'" he recalled Hillary Clinton as saying, "'you are doing Republican economics when you are doing NAFTA.' She was against NAFTA. And if she would somehow come out and tell the real story of what she fought for in the White House and failed in a big argument with her husband she would end up moving much closer to those [John] Edwards followers."

Hillary además parece que se ha vuelto cada vez más difícil de complacer en cuanto a tratados comerciales mientras ha ocupado su cargo como senadora de Nueva York. Votó a favor de los TLCs con Australia, Chile, Singapur, Jordania, Maruecos, Bahrein y Oman. Pero el año pasado voto en contra del CAFTA con América Central y la República Dominicana y ahora se opone a los tratados con Colombia, Panamá y Corea del Sur. Incluso se opone seguir otorgando trato preferencial a las naciones andinas.

Ahora para Obama:

Analizar las posiciones de Obama es mucho más difícil por la sencilla razón de que apenas lleva tres años en el senado y previo a eso nunca tuvo un cargo legislativo. No ha podido votar ni a favor ni en contra de muchos tratados excepto por el tratado con Oman, que aprobó, y CAFTA, al que se opuso. Ha dicho unas cuantas incoherencias como que el TLCAN debe incluir un capítulo de estándares laborales (ya lo tiene) y ha sido recalcitrante en su defensa de subsidios agrícolas, que crean distorsiones terribles para países en desarrollo.

Pero a falta de más indicios a través de sus votos en el senado sirve saber quién es su mano derecha en asuntos económicos, el brillante Austan Goolsbee. Una entrevista reciente muestra que Goolsbee se rehusa tajantemente a usar el TLC como chivo expiatorio:

Krizner: Do you believe that current trade policies, in terms of our key trading partners, are flawed? Has free trade essentially helped to weaken the U.S. economy?

Goolsbee: Look, those are two totally different questions. I'm an economist, so you know I'm going to say "no" to the second question -- open markets are good. But I don't think it helps when you open up trade agreements and see that they're 2,000 pages long, and they look just like the tax code -- that the first three pages are about opening markets, and then the next 1,997 pages are loopholes, giveaways, special protections for individual industries. I mean, that's getting us pretty far from the case for open markets.


Por eso creo que hay que darle el beneficio de la duda a Obama como el candidato demócrata que más le conviene a México en cuanto a su agenda de comercio bilateral se trata.

También sirve saber que a pesar de todas las furibundas e infundadas críticas al TLCAN, ni Hillary ni Obama han pedido deshacerse del TLCAN sino que más bien quieren sacar el lápiz y la goma y ponerse a jugar con el texto, exactamente lo que Goolsbee arriba critica.

Si gana Obama, espero que su asesor le haga entrar en razón si se le suben a la cabeza las ideas que últimamente anda pregonando. Y si gana Hillary, ojala su esposo haga lo mismo, digo, si es que Hillary no decide mandarlo de embajador a una isla paradisiaca en el pacífico para que no la meta en problemas como lo ha hecho durante su campaña.