20.11.07

Migrantes en Celuloide

Dos extraordinarias películas de este año sobre experiencias de migrantes que recomiendo:

La Tierra de la Gran Promesa (Nuovomundo) de Emanuele Crialese (y producida por Martin Scorcese) retrata la migración de campesinos sicilianos paupérimos a principios del siglo XX. Sigue a un viudo analfabeta, Salvatore, que luego de recibir una señal divina, logra convencer a sus dos hijos y a su anciana madre (una curandera especialista en exorcismos) a que abandonen su terruño y migren a la tierra donde hay pollos del tamaño de vacas, arbustos que crecen monedas de oro y ríos de leche (todas alusiones bíblicas a la nueva tierra prometida por supuesto). Para llegar allá abordan un barco que más bien parece transportar esclavos y llegan a Nueva York donde son encerrados en Ellis Island, la puerta de entrada al paraíso prometido. Allí deben comprobarle a los agentes aduaneros que no van a degenerar la raza de ese país con enfermedades o una inteligencia inferior mediante toda una serie de examenes físicos y psicológicos. Lo que más me llamó la atención de la película es como se podía pedir una esposa por correo, pagar por adelantado y luego de unos meses aceptar o rechazar la mercancía (en cuyo caso las pobres muchachas se deportaban o revendían con descuento).
El Buen Nombre (The Namesake) en cambio se centra en la experiencia de dos generaciones de Bengalís que migran a EEUU en los años 70. En este caso no es un campesino sino un ingeniero en electrónica que de joven va en busca de una maestría (ver la entrada de ayer) y luego se queda a vivir en EEUU. Sus padres le escogen y envían una esposa, lo cuál a ambos se les hace bastante normal. La segunda generación, y sobre todo su hijo Gogol, se revela en contra de su familia y cultura para tratar de integrarse a la sociedad pero acaba revalorando su herencia y origenes, una ambivalencia común entre todos los migrantes que la película muestra particularmente bien.