17.1.08

Chivos Expiatorios y Soluciones Fantasiosas

El debate sobre la apertura a los productos agrícolas de EEUU y Canadá y el impacto que esto tendrá sobre el campo mexicano se ha vuelto, como suele pasar seguido con los debates políticos, una cuestión de lealtades políticas y por lo tanto los argumentos y la evidencia para sustentarlos salen sobrando. El TLC se ha vuelto el chivo expiatorio de la miseria del campo y se repite constantemente que solo regresando a políticas proteccionistas y "renegociando el TLC" se puede "salvar" al campo . Dos ejemplos:
De una editorial reciente de Luis Hernandez Navarro :
En contra de los ofrecimientos hechos, en sectores como el agrícola los efectos fueron mayoritariamente devastadores.
Y otro más de Antonio Gershenson:
Como allá hay subsidios que aquí se han estado suprimiendo, esta medida, producto del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, es desastrosa para el campo mexicano.
¿De veras?
Afortunadamente unos cuantos si se han tomado la molestia de desmenuzar las contradicciones y sin sentidos que dominan el debate y respaldar con datos duros sus conclusiones. Luis de la Calle y Carlos Elizondo creo que tienen el mejor análisis del tema, del cuál vale la pena leer que:
1. Se presenta a la eliminación de aranceles como potencialmente desastrosa para el campo. Sin embargo, la apertura de enero de 2008 no es de aranceles sino de cupos. Desde hace muchos años, México importa 100% del déficit de maíz (de cerca de siete millones de toneladas) libre de aranceles por los cupos que la Secretaría de Economía ha dado año tras año. Es decir, no hay en 2008 una reducción de aranceles para la importación de maíz, sino que deja de requerirse el permiso de importación que la concentraba en pocas manos.

2. Pareciera que el TLCAN hubiera tenido, en sus ya 15 años de vigencia, un impacto devastador para la producción de maíz. No obstante, la producción nacional ha crecido de 18 millones en 1993 a casi 24 millones de toneladas en 2007.

3. Se argumenta que la apertura podría incrementar los precios de la tortilla. Es exactamente al revés, es la falta de apertura (como a principios de 2007 cuando no se habían dado cupos de importación) que puede encarecer la tortilla.

4. Se afirma que el campo mexicano sufre como consecuencia de los subsidios a la producción en Estados Unidos. El gobierno mexicano tiene todos los instrumentos necesarios a su disposición en el TLCAN para compensar tales subsidios si causaran daño. El hecho es que todos los gobiernos han escogido consistentemente no hacerlo ya que el país es importador neto y se beneficia del grano en mejores condiciones. México se ha convertido en importador importante de maíz y sorgo gracias al desarrollo de las industrias avícola, porcina, bovina y lechera. Si se limitara la importación de maíz, se acabarían importando la carne y los productos lácteos, lo que no conviene.

5. Se dice que en México los subsidios al campo son pocos y no comparables a los que reciben los productores en Estados Unidos. La realidad, sin embargo, es otra: este año se van a dedicar 240 mil millones de pesos al sector rural. El problema es que los subsidios están mal distribuidos y los grandes productores —los más eficientes y lejos de ser pobres— reciben la tajada más cuantiosa. Es paradójico que el principal beneficiario de las protestas contra el TLCAN en los últimos 15 años haya sido el estado de Sinaloa. No hay otro estado que exporte más productos agropecuarios a Estados Unidos de manera preferencial bajo el TLCAN. Pero no sólo eso, cuando al inicio del tratado la producción de maíz en el estado era relativamente menor, en 2007 habrá cosechado cerca de cinco millones de toneladas resultado de generosos subsidios por parte del gobierno. En cambio, los productores en los estados más pobres del país —Oaxaca, Chiapas, Guerrero, Michoacán, con milpas de dos hectáreas en promedio y rendimientos de dos toneladas por hectárea— no reciben este tipo de apoyos.

6. También se argumenta que el mercado y el neoliberalismo son siempre nefastos para el campo. En esta ocasión es exactamente al revés: el incremento de la demanda de granos en el ámbito internacional y el aumento en el precio es una magnífica noticia para el campo y representa una significativa inyección de recursos. Es un llamado para producir más y una oportunidad para capitalizar al campo.
7. En el campo se ha gastado mucho dinero. La idea de que sólo Estados Unidos y Canadá subsidian el campo es falsa. Como proporción del tamaño de nuestra economía lo hacemos más nosotros. Como proporción de todo nuestro gasto público somos el que más gasta en el sector en América Latina. Por hectárea nuestros campesinos reciben una tercera parte menos que los de Estados Unidos, pero nuestro PIB per cápita es cuatro veces más pequeño que el suyo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

interesantísimo... esta vez sí que me sorprendí con lo que leí... Tenemos mucho que repensar del campo mexicano