27.3.08

No Exactamente el Tipo de Publicidad que Buscaban


De una semana para acá la idea de boicotear las Olimpiadas de Beijing pasó de ser una locura propuesta por activistas marginales a una amenaza creíble discutida en altas cúpulas gubernamentales y empresariales. El canciller francés anda sugiriendo la idea a sus homólogos europeos. El príncipe Carlos de Gales anunció que se ya no va a representar al gobierno británico en la ceremonia de inauguración como acto de protesta política. Steven Spielberg presentó su renuncia como asesor artístico del evento por razones similares. El campeón maratonista etiope Gebreselassie ya dijo que no va a competir. Varios patrocinadores están considerando disminuir sus aportaciones. Internet está plagado de sitios y blogs, como éste, que intentan convencer a espectadores y turistas a sumarse a un boicot mediático en contra de las olimpiadas.

El gobierno chino tiene razón de estar muy nervioso ante este desenlace. Después de todo, el objetivo principal de buscar ser sede de las olimpiadas este año era convencer al mundo de que China ya esta en el muy selecto club de naciones que tiene los recursos y la estatura política para ser anfitrión de un evento de esta magnitud. El gobierno chino se imaginó que las olimpiadas reinventaría su imagen ante el mundo, impresionando a millones de espectadores con su arquitectura moderna, sus atletas que no le piden nada a los gringos o rusos, y su hospitalidad y orden social ejemplar. Convencer, en breve, de que China no es solo la fábrica del mundo, que tiene un régimen ilustrado y progresista y que puede lograr cualquier cosa que se propone.

En vez, los reflectores apuntados hacia China por el evento deportivo de este verano han revelado que China sigue siendo un gobierno aún más paranoico de lo que se pensaba, con un gobierno que no titubea dispararle a monjes inermes e imponer todo tipo de censuras y limítes a la libertad de expresión y movimiento. No exactamente el tipo de publicidad que buscaban.

La discusión se centra ahora en si el boicotear las olimpiadas, ya sea por individuos, empresas o incluso gobiernos, sirve para algo. Yo creo que no.

En estricto sentido claro que sirve para expresar indignación y repudio ante las acciones y políticas del gobierno chino. Eso no lo dudo.

Pero de allí a que el boicot sirva para cambiar las políticas y acciones hay una gran diferencia.

El gobierno chino se llevó una gran sorpresa cuando se dio cuenta de que no sería tan fácil convertir las olimpiadas en un acto propagandístico a su favor. Pero a la vez esta aprendiendo una dura lección: no puede mantener oculto lo que hace a su interior y tampoco puede alegar que como es una nación soberana puede recurrir a la represión sin que haya consecuencias políticas y diplomáticas. La mejor apuesta es, ahora que esta en el centro de la atención internacional, aprovechar el escrutinio al que esta sujeto y darle voz a los activistas chinos que tienen justo reclamos. Pero sin arrinconar al gobierno chino, ni humillarlo con un castigo como un boicot. Para bien o para mal, el gobierno chino sigue siendo fuerte y es improbable que algún problema se pueda mitigar sin que se involucre y sea parte de la solución. Este es el mejor momento para presionar inteligentemente a China y la mejor manera de hacer eso es persuadiendo a su gobierno que le conviene quedar bien con el mundo.

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